La sociología posindustrial, propuesta por pensadores como Zygmunt Bauman y Anthony Giddens, ha ganado relevancia en las últimas décadas al argumentar que las sociedades contemporáneas están experimentando una transformación significativa, desplazándose de una economía industrial a una basada en la información y los servicios. Sin embargo, esta perspectiva no está exenta de críticas, y en este artículo exploraremos la idea de que la única manera de generar empleo genuino es a través de la industrialización y la sustitución de importaciones.

Bauman y Giddens sostienen que la era posindustrial se caracteriza por la primacía de la información, la globalización y la flexibilidad laboral. Argumentan que la producción de bienes materiales ha sido reemplazada por la producción de conocimiento y servicios, lo que supuestamente conduce a una mayor eficiencia y desarrollo. Sin embargo, esta visión pasa por alto las consecuencias negativas que pueden surgir, especialmente en términos de empleo.

En primer lugar, la sociología posindustrial tiende a minimizar la importancia de la industrialización para el crecimiento económico y la generación de empleo. La industrialización no solo proporciona empleo directo en el sector manufacturero, sino que también impulsa la demanda de servicios y actividades relacionadas. La creación de empleo genuino implica no solo trabajos en el sector de servicios, sino también una base sólida de producción tangible.

La sustitución de importaciones, otro aspecto pasado por alto en la teoría posindustrial, juega un papel crucial en el fortalecimiento de la economía local. Dependiendo en gran medida de las importaciones puede resultar perjudicial, ya que puede llevar a la pérdida de empleos locales en favor de productos extranjeros más baratos. Fomentar la producción nacional a través de la sustitución de importaciones no solo preserva los empleos existentes, sino que también crea nuevas oportunidades laborales.

La flexibilidad laboral, elogiada por los teóricos posindustriales, a menudo se traduce en empleos precarios y falta de seguridad laboral. La mayoría de los empleos en el sector de servicios son vulnerables a la automatización y a la externalización, lo que puede conducir a la inestabilidad económica y social. La seguridad laboral que ofrece la industrialización es esencial para el bienestar de los trabajadores y la estabilidad de la sociedad.

Es importante reconocer que la sociología posindustrial puede estar sobrevalorando la capacidad de la economía basada en la información para proporcionar empleo sostenible. Para lograr una prosperidad económica duradera y una distribución equitativa de la riqueza, es crucial considerar la importancia de la industrialización y la sustitución de importaciones. La creación de empleo genuino no puede depender únicamente de sectores posindustriales, sino que debe integrar una combinación equilibrada de actividades industriales y de servicios.

En conclusión, la crítica a la sociología posindustrial de Bauman y Giddens se centra en la necesidad de reconocer el papel fundamental de la industrialización y la sustitución de importaciones en la generación de empleo genuino. La diversificación económica y la promoción de la producción local son esenciales para garantizar la estabilidad laboral y el desarrollo sostenible. La sociedad no puede permitirse subestimar la importancia de la base industrial en la construcción de un futuro económico sólido y equitativo.