El presidente electo, Javier Milei, ha dejado claro su enfoque anarcocapitalista, abogando por la eliminación de las obras públicas como parte de su plan de gobierno. Sin embargo, esta propuesta se encuentra en una aparente contradicción con su decisión de mantener los planes sociales. La pregunta que surge es inevitable: ¿No sería más efectivo transformar esos planes sociales en oportunidades de trabajo genuino, especialmente a través de la inversión en obras públicas?

La eliminación de obras públicas plantea una paradoja significativa en la visión de Milei. Mientras aboga por reducir la intervención del Estado en la economía, al mismo tiempo respalda la continuidad de los planes sociales, que son, en esencia, intervenciones estatales destinadas a brindar asistencia a sectores vulnerables de la sociedad.

Una alternativa lógica y coherente podría ser la transformación de estos planes sociales en programas de empleo genuino. La inversión en obras públicas, por ejemplo, podría ofrecer una oportunidad valiosa para generar empleo y al mismo tiempo mejorar la infraestructura del país. Esta estrategia no solo abordaría la necesidad de crear puestos de trabajo, sino que también contribuiría al desarrollo sostenible y al bienestar social.

La obra pública, cuando se planifica y ejecuta adecuadamente, no solo mejora la infraestructura, sino que también estimula la economía al crear empleo directo e indirecto. La construcción de carreteras, puentes, escuelas y otros proyectos proporciona oportunidades laborales a una variedad de profesionales y trabajadores, desde ingenieros y arquitectos hasta obreros de la construcción. Esto no solo reduce la dependencia de los planes sociales, sino que también empodera a los ciudadanos al brindarles la posibilidad de contribuir activamente al desarrollo del país.

La transformación de los planes sociales en oportunidades de trabajo genuino no solo sería una respuesta coherente a la eliminación de las obras públicas propuesta por Milei, sino que también abordaría las necesidades apremiantes de la sociedad. La dignidad que proviene del empleo y la contribución al progreso del país pueden ser soluciones más sostenibles a largo plazo que simplemente depender de asistencias sociales.

En conclusión, la aparente contradicción en la propuesta de Milei de eliminar las obras públicas mientras mantiene los planes sociales sugiere la necesidad de explorar alternativas más equitativas y efectivas. Transformar estos planes en oportunidades de trabajo genuino a través de la inversión en obras públicas podría ser una solución coherente que beneficie tanto a la economía como a la sociedad en su conjunto.