A horas de las elecciones más trascendentales de las últimas cuatro décadas, el escenario político argentino se encuentra marcado por tensiones, estrategias definidas y un electorado que se debate entre el cambio y la continuidad. La segunda vuelta, con la estrategia de "La Libertad Avanza" en el centro del escenario, ha generado un panorama político lleno de incertidumbres y contrastes.

Después del sorpresivo triunfo de Massa en las Elecciones Generales de Octubre y el respaldo inmediato de Macri y Bullrich a javier Milei, se evidencia una marcada división entre fuerzas políticas. El recelo entre los actores políticos es palpable, especialmente en la relación entre Milei y Macri, que ni siquiera logran una fotografía juntos. Sin embargo, el apoyo del PRO parece circunscribirse a intervenciones puntuales y a la fiscalización, dejando abierta la incógnita sobre las repercusiones futuras, o sobre futuros cargos públicos en un posible gobierno del libertario.

En este sentido a mi parecer Mauricio Macri no solo es el gran "Ganador" de este nuevo escenario político , sino que intenta posicionarse como la "oposición" en un posible gobierno de Sergio Massa .

En el ámbito discursivo, el énfasis se centra en el clivaje cambio vs. continuidad, buscando asociar a Massa con el kirchnerismo. La estrategia parece apuntar al último escalón del "que se vayan todos", glorificando el cambio en sí mismo como un bien en sí mismo. La promesa de cambio, sin importar la dirección, se convierte en una "bandera de guerra" .

La figura de Milei y su movimiento introducen una ruptura con el sentido común y la racionalidad, generando una paradoja: es su capacidad para romper con todo lo establecido lo que atrae a sus votantes. La promesa de justicia social, entendida como una revancha contra "ciertos privilegios" , se convierte en un "yo me voy a hacer mierda, pero ustedes también".

En la víspera de esta elección crucial, la incertidumbre se apodera del escenario político. Se escuchan argumentos vergonzantes de aquellos que, sin apoyar completamente las propuestas de Milei, confían en que no podrá implementarlas. Este razonamiento, singular en la historia política, refleja la polarización y el antiperonismo presente, llevando a la paradoja de votar a alguien porque se confía en su incapacidad para llevar a cabo sus propuestas.

El escenario distópico se presenta en un contexto de crisis social, violencia latente e inflación de dos dígitos mensuales. Las elecciones del 19 de Noviembre no solo definirán un nuevo mapa de poder, sino que también plantean la preocupación de una Argentina que, lejos de mejorar, podría enfrentar desafíos aún mayores en los próximos años.